*Saboreando la Vida*

El futuro de la nación son los niños y jóvenes. Todo lo que pasa a nuestros alrededores les afecta. Emocionalmente los pre-adolescentes y adolescentes, atraviesan una etapa difícil, con incertidumbre e indecisión, sumado a que están formando su carácter y eligiendo su camino hacia el futuro. Pero, ¿qué horizonte les ofrecemos?.
Para brindarles un porvenir beneficioso, hay que dar un buen presente. Los malos ejemplos abundan, y solapan a los buenos. Todo se basa en el interés... propio, no en el comunitario. La ambición desmedida de gobernantes, empresarios y dirigentes de diversas compañías, acrecientan los conflictos y el deterioro del planeta en el que habitamos.
Quizás por querer corregir errores del pasado, malos hábitos de generaciones anteriores, caímos en la polarización contraria. El consumo desmedido junto con los adelantos tecnológicos y el acelerado ritmo de vida, generaron otras alteraciones que dañan aun más a la humanidad.
La obesidad en los niños y adolescentes son un claro ejemplo del accionar inadecuado. En los pasados treinta años la cantidad de personas con sobrepeso se ha triplicado, según un informe del Centro para el control y prevención de enfermedades (CDC, siglas en inglés). Afectando aproximadamente a un 20 por ciento de niños entre 6 y 11 años, y un 18 por ciento de jóvenes entre 12 y 19 años. Estas cifras se suman a los 12.5 millones de pequeños que son obesos en los Estados Unidos.
El exceso de calorías y grasa, convierten a los muchachos y muchachas en objetos impotentes de generar un cambio en si mismos. Si como familia y comunidad no se pudo, y no se advirtió la obesidad en determinada persona, lo mejor es combatirla.
Para pelear contra algo, lo primero es creer. Creer que se puede transformar esa realidad. Que su hijo, vecino, compañero u amigo puede tener una vida saludable, comiendo todo lo que le gusta.
Para dejar de tener sobrepeso, hay que conocer. Conocer los causantes de la obesidad. En la mayoría de los casos están relacionados con: ingesta de alimentos con altos contenidos de grasas y azúcares, servir porciones mayores a las que un niño puede asimilar en su organismo según su edad, descuidar los impulsos alimenticios de su hijo, puede que el niño tenga algún estimulo particular por ciertos alimentos, ya sea que los desee al mirarlos o por su sabor; desahogar problemas, frustraciones o temores, comiendo en exceso; demasiada publicidad y moda que captan la atención de los púberes con mensajes erróneos; y la falta de ejercicio.
Conocer las consecuencias. Los niños obesos tienen problemas en sus movimientos, insuficiencia para respirar, asma y afecciones cutáneas. En la adultez, las personas obesas tienen mas probabilidades de sufrir diabetes, hipertensión, tener mayores niveles de colesterol y trastornos cardiovasculares, entre otras.
En fin, para luchar contra esta enfermedad, es necesario actuar. Actuar rápido y con constancia. Solicitando ayuda profesional, con el apoyo de los familiares y amigos. Desde pequeños se debe concientizar sobre el balance adecuado en la dieta para un buen crecimiento. En esto es primordial la actitud de los padres y el personal escolar.
No prohibir, sino explicar y racionalizar. Crear una rutina basada en el deporte y el juego, sin la “adicción al monitor”. Recrearse en frente al televisor o la computadora es saludable usándolos pocas horas al día. Se pueden ingerir todos los alimentos que son deliciosos, sin que esto se convierta en una frustración de la persona y humillación de la vida.

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